15N – Jornada Mundial de los pobres

El domingo, 15 de noviembre, celebramos IV Jornada Mundial de los Pobres. El lema de esta Jornada es “Tiende tu mano al pobre (cf. Si 7, 32)». La antigua sabiduría ha formulado estas palabras como un código sagrado a seguir en la vida.

Hoy resuenan con todo su significado para ayudarnos también a nosotros a poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia. La pobreza siempre asume rostros diferentes, que requieren una atención especial en cada situación particular; en cada una de ellas podemos encontrar a Jesús, el Señor, que nos reveló estar presente en sus hermanos más débiles (cf. Mt 25,40).

En medio de una crisis sanitaria mundial que está sembrando dolor, desolación e incertidumbre en todas las dimensiones de nuestra vida, el papa Francisco nos recuerda la esencia del Evangelio, esa relación estrecha e inseparable entre la oración y la relación con Dios, y la solidaridad con los pobres, con las personas que sufren la carencia de bienes, de oportunidades, de derechos.

El encuentro con una persona en condición de pobreza siempre nos provoca e interroga, cuestiona nuestro estilo de vida y el suyo, y no nos deja indiferentes. Francisco invita a la comunidad cristiana a comprometer la vida y a involucrarse en la experiencia de compartir y acompañar, de la generosidad y del cuidado.  La Jornada Mundial de los Pobres no es una jornada para hacer una colecta más en favor de los pobres. No es tampoco una jornada para hacer algo POR los pobres, sino CON los pobres. Se trata de favorecer el encuentro y el diálogo fraterno, descubriendo la fuerza del Evangelio como camino de salvación. Una jornada que debe ser vivida por toda la Iglesia como un momento privilegiado de evangelización. Un momento en que nos abrimos a los pobres y nos dejamos evangelizar por ellos.

Acojamos, personal y comunitariamente, la llamada del Papa Francisco a vivir esta Jornada para reforzar la mirada de misericordia para que nadie se sienta privado de cercanía y solidaridad, en definitiva, privado del amor de Dios, que ofrece esperanza sobre todo a los «descartados e invisibles» a nuestros ojos y privados de futuro. Los pobres, los más vulnerables SON NUESTRA ESPERANZA, que nos ensanchan nuestra mirada y nos acercan al abrazo del Padre-Madre…

Hno.Juan González, Visitador Auxiliar La Salle Distrito ARLEP

[ IR ] Mensaje del Papa Francisco para la Jornada