Estamos convencidos de que en lo más profundo de cada persona debe construirse un proyecto de vida en el cual formen un todo armónico las ideas, la dimensión corporal, las emociones, las creencias, los valores y los comportamientos.
Queremos que nuestros niños y jóvenes, desarrollen las competencias de aprender a ser cada vez más reflexivos, optar con criterios éticos y leer la realidad desde un plano más allá de lo anecdótico. Con ella deben ganar en dimensión simbólica, en ser capaces de integrar el silencio en sus vidas, cultivar el compromiso y unificar su persona.
Para el desarrollo de esas competencias, potenciamos la autoestima; la expresión de las vivencias y emociones; la capacidad de empatía, admiración, sosiego y silencio; el deseo de autenticidad, el agradecimiento, la sinceridad y la reflexión.
Con todo ello, queremos que la escuela sea para nuestros alumnos y alumnas, una experiencia feliz.